Eventos corporativos sin rigidez

Durante años, los eventos corporativos arrastraron una etiqueta incómoda. Algo entre lo obligatorio y lo forzado. Reuniones con manteles blancos, cafés tibios y discursos interminables. La idea de pasar una tarde entera en un salón, fingiendo interés, se volvió un chiste recurrente en muchas oficinas. En Portela lo entendemos, y por eso nos propusimos romper con esa fórmula. No hay razón para que un evento de empresa sea sinónimo de aburrimiento o formalismo vacío. Se puede comunicar un mensaje, presentar resultados o celebrar logros sin que el ambiente se vuelva pesado. De hecho, es justo cuando se cuidan esos detalles —el tono, el ritmo, la comodidad de los asistentes— que se logra realmente conectar. Porque al final, detrás de los cargos, los trajes y los logos, lo que hay es gente. Y cuando se trata de personas, el trato cuenta.

Una de las claves está en el enfoque. Muchos eventos fracasan porque se diseñan desde el protocolo, no desde la experiencia. Se piensa en lo que “debe estar” y no en lo que se quiere lograr. Nosotros empezamos por la pregunta opuesta: ¿Qué debería sentir un asistente al final de la jornada? ¿Comodidad? ¿Interés? ¿Satisfacción? Entonces trabajamos hacia atrás. La elección del menú, por ejemplo, no se basa solo en estándares: se adapta al horario, al contexto, incluso al tipo de público. Si es una reunión por la mañana, priorizamos cosas ligeras y energéticas. Si es una cena de fin de año, lo planteamos como una celebración en toda regla. La misma lógica aplicamos al ritmo del servicio, a la disposición del espacio, a la presencia del personal. Porque no se trata solo de servir bien, sino de no interrumpir, de no saturar. Hay un equilibrio que cuesta, pero que se nota cuando se consigue.

La estética también juega un papel importante, aunque no siempre en el sentido tradicional. No hablamos de decorar por decorar, ni de convertir cada evento en una gala. Lo que buscamos es crear un entorno que acompañe, no que intimide. Algo que respire coherencia y naturalidad. Puede ser una terraza al aire libre con mesas altas y luz suave, o un salón sobrio con centros de mesa discretos. Lo importante es que todo fluya sin imponerse. En Sevilla, especialmente en zonas como Lantejuela, hay espacios increíbles que permiten ese tipo de atmósfera más relajada, menos encorsetada. Y cuando el entorno acompaña, el evento se transforma. La gente conversa de otra manera. Se relaja. Escucha. Participa. Y lo que era una obligación se convierte en una experiencia. Eso, para nosotros, es un éxito.

Por supuesto, hay que tener rigor. La informalidad no implica desorden. Cada minuto de un evento debe estar previsto, aunque no se note. El catering tiene que llegar a tiempo, el café no puede estar frío, el vino tiene que estar bien conservado. Las estaciones de comida deben ser prácticas, accesibles, pensadas para no romper el flujo de la reunión. Por eso en Portela no improvisamos: ensayamos, coordinamos, hablamos con los responsables, revisamos los espacios. Es un trabajo silencioso que sucede antes de que llegue el primer invitado. Y es lo que permite que todo parezca fácil. Porque si hay algo que no puede pasar en un evento corporativo es que el catering genere tensión. Nosotros estamos para aliviar carga, no para sumarla. Para resolver, no para preguntar. Y cuando esa parte está bien cubierta, todo lo demás respira.

Al final, lo que queda no es el centro de mesa ni el canapé, sino la sensación con la que se marchan los asistentes. Que hayan comido bien, que hayan estado cómodos, que hayan sentido que su tiempo fue respetado. Ese es el verdadero objetivo de cualquier encuentro profesional. Y es también lo que justifica que una empresa invierta en hacer las cosas bien. Nosotros lo tenemos claro: no es solo dar servicio de catering en Sevilla, es representar a quien nos contrata. Y eso, sea una pequeña reunión de socios o una gala para 200 personas, lo tomamos con la misma seriedad. Porque detrás de cada plato hay reputación. Y porque un evento bien hecho habla mejor que cualquier discurso.